Hace poco se ha celebrado la Cabalgata de Reyes, celebración de culmina y
clausura la sempiterna sucesión de festividades navideñas. Melchor, Gaspar y
Baltasar han recorrido en una maratoniana jornada miles de ciudades y
municipios y suponemos que también han cumplido, en la medida de lo posible,
los deseos de los más pequeños. Pero los Reyes Magos no siempre fueron reyes.
La narración de la Epifanía tiene como principal fuente el Evangelio de San
Mateo, el evangelista narra la llegada de unos “magos de Oriente” (Mateo 2:01), y recordemos
que en inglés se traduce como Wise Men,
eso es, sabios o eruditos llegados de Oriente, no reyes. Los hombres en cuestión
vinieron, como sabemos, guiados por una estrella, pero lo más probable es que
fueran todos ellos expertos astrólogos y que a través del estudio de los astros
hubieran vaticinado la llegada del Mesías. Asimismo, la importancia de la Epifanía
también radica en que los “magos de Oriente” fueron los primeros no judíos en
rendir homenaje al Niño Jesús, su origen oriental ha hecho suponer, pues, que
serían probablemente sacerdotes (o sabios o magos, como queramos) del
Zoroastrismo, religión practicada en la Antigua Mesopotamia desde tiempos
pretéritos.
El Faravahar o "ángel guardián", uno de los más antiguos y conocidos símbolos del Zoroastrismo. Como en la mayoría de las culturas de la Antigüedad tiene como elemento central el disco solar. |
Por otro lado, San Mateo tampoco nombra el número, pero como con ellos
llegaron oro, incienso y mirra, pues rápidamente se dedujo que fueron tres. De
hecho, una de las más tempranas representaciones de los Reyes Magos, situada en
la iglesia de Sant’Apollinare Nuovo de Ravenna (s. VI), muestra a tres personajes con
ropajes exóticos, cargando los ya citados presentes y tocados con un gorro
frigio, mucho más tarde asociado a los ideales republicanos, pero que por aquel
entonces era representativo de Frigia (región de Asia Menor), ergo exótico, foráneo y oriental.
A lo largo de la Edad Media, los “magos” se fueron metamorfoseando en
reyes, probablemente con la intención de legitimar las distintas monarquías
europeas asociando la devoción de los Reyes Magos con la de los distintos
monarcas del momento. Asimismo, poco a poco fue apareciendo un suntuoso cortejo
que los acompañaba con espléndidos ropajes y exuberantes regalos. Los “sabios de
Oriente” se convirtieron en opulentos monarcas “a la europea” con, a veces, un
toque exótico “a la persa”.
A finales de la Edad Media, la representación de la Epifanía permitía el
despliegue de un sinfín de lujos, se podía gozar, pues, de la pintura profana
sin perder la temática religiosa en la cristiana Europa de los siglos XIII, XIV
y XV.
Una de las más celebres representaciones tardo-góticas de la Adoración de los Magos, pintada en 1423 por Gentile da Fabriano, Galleria degli Uffizi. |
Y fue precisamente en el siglo XV, cuando con el Renacimiento se recuperó
la pintura profana, que la representación de los Reyes Magos alcanzó uno de sus mayores hitos artísticos. En 1459, el poderosísimo banquero florentino Cosimo "il
Vecchio" Médici (1389-1464) encargó la decoración de la capilla de su palacio con frescos que
representaran la Cabalgata de los Reyes Magos; y entre el fastuoso cortejo, el
pintor Benozzo Gozzoli, representó a la familia Médici al completo. No era solo
una muestra de su devoción, sino también de su ascendente prestigio, poder y
riqueza. La pompa que rodeaba a los Reyes era una evocación indirecta a la
fortuna de los Médici.
Cappella dei Magi en el Palazzo Médici(-Riccardi) de Florencia. Usada a la vez como capilla de palacio y capilla privada, se situaba al lado del studiolo de Lorenzo de Médici. |
Los Reyes Magos continuaron apareciendo en las pinturas durante siglos,
pero la exuberancia dejó paso a la devoción más sincera, pues quien quisiera
profanidad, podía disfrutar ahora de las pinturas mitológicas, los paisajes,
los bodegones, etc.
Los tres Reyes Magos de la Cappella dei Magi. Baltasar (centro) se asemeja a Ioannes VIII Palaialogus (1425-1448), penúltimo emperador de Bizancio. |
No obstante, también es interesante ver que en la representación de los
Reyes Magos del palacio de los Médici, no aparece el rey negro, pues en el
momento (y ya aparece así en Sant’Apollinare) cada rey simbolizaba una edad del
hombre (anciano, adulto y joven), fue posteriormente que los Reyes Magos
pasaron a personificar los tres continentes conocidos (Europa, Asia/Oriente y África),
entonces apareció el rey negro.
Hugo van der Goes representa en el Altar Monforte (circa 1470) a los tres reyes como las tres edades del hombre. |
En la Adoración de los Reyes Magos de la misma época (circa 1470) Hans Memling representa, quizás por primera vez, al rey negro. |
Fue muchísimo más tarde, en el siglo XIX, que de la pintura se pasó al
teatro y parece ser que fue en Alcoy (Alicante) donde en 1886 se celebró la
primera cabalgata, celebración que, con el toque kitsch inherente a la cultura de masas, ha llegado hasta nuestros
días.
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