El Palais du Louvre comenzó su andadura a finales del siglo XII bajo
el reinado de Philippe Auguste. El monarca, por aquel entonces en medio de un extenuante
conflicto con Henri II de Plantagenet (Rey de Inglaterra además de Duque de Normandía,
de Anjou y de Aquitania), decidió construir unas nuevas murallas para la ciudad
de Paris que incluirían una enorme fortaleza en el extremo oeste, el Louvre, a fin de
proteger la ciudad de las posibles incursiones normandas.
Paris y las nuevas murallas de Philippe Auguste hacia 1200. |
El reinado de
Philippe-Auguste se saldó con el triunfo de los Capet sobre los Plantagenet, y con
la reafirmación del poder del Rey sobre los otros señores feudales del reino.
Emblema pétreo de ello fue la gran fortaleza del Louvre. Situada más allá de
las murallas de la ciudad de Paris y muy cerca del Sena era de aspecto macizo e
imponente, de planta cuadrada y con torreones en las esquinas. En el interior había
un gran patio también cuadrado y solo en sus lados sur y oeste se habían construido
edificios pegados a los muros exteriores. Pero el elemento más distintivo de la fortaleza
era el inmenso torreón circular que se erigía en su centro, llamado el donjon o la Grosse tour.
Maqueta del Château du Louvre hacia 1200. © RMN-Grand Palais (musée du Louvre) / Caroline Rose. |
En los reinados
posteriores el Louvre mantuvo esa imagen de emblema del poder real y su Grosse tour fue imitada por numerosos
señores feudales deseosos de emular el poder del Rey en sus castillos. Pero el
Louvre aun no era residencia real, servía para alojar la guarnición, como
prisión de diversos personajes de alto rango que se habían sublevado contra el
Rey y sobretodo como fortaleza donde se guardaba el tesoro de la Corona.
Concentrado en la Grosse tour, el
tesoro se dividía en joyas y piedras preciosas en la planta baja, cofres con
monedas en el primer piso y tejidos preciosos (extremadamente caros y valiosos
en aquella época) en la última planta, lejos de la húmedad y de las ratas.
El próximo monarca en ocuparse
del Louvre fue Charles V. Envuelto en la desastrosa Guerra de los Cien Años
decidió en 1358 construir unas nuevas murallas para Paris, pues la ciudad había
crecido considerablemente desde Philippe Auguste. El Louvre perdió entonces su
función defensiva al quedar detrás de las nuevas murallas, aunque, por otro lado, al otro extremo de la ciudad nacería uno de los monumentos más célebres de la historia de Paris,
la fortaleza de la Bastille, construida para proteger la entrada este de la
capital.
Paris y las nuevas murallas de Charles V alrededor de 1380. |
Pero volvamos al Louvre.
Hasta el siglo XIV los reyes de Francia residieron en el inmenso y laberíntico Palais de la Cité (actual Palais de Justice) situado en la Ile de
la Cité y del que solo nos queda la magnífica Sainte Chapelle, construida por Louis IX como capilla privada y
lugar donde guardar su preciada colección de reliquias. Y fue precisamente uno
de los más célebres hechos ocurridos en este palacio lo que haría que Charles V
lo abandonara para siempre.
En medio de la Guerra de
los Cien Años, el rey Jean II (padre de Charles V) fue hecho prisionero por los
ingleses y su hijo se convirtió en regente del reino. Pero su poder se
encontraba muy debilitado por las intrigas de Étienne Marcel, rico mercader y líder
del partido burgués y Charles II, Rey de Navarra y pretendiente al trono
francés. La situación estalló en 1358 cuando el rey Jean II, desde su
encarcelamiento en Londres, ratificó el Tratado de Londres que otorga la mitad
de Francia a los ingleses. En Paris, Étienne Marcel aprovechó la ocasión para
limitar la monarquía estableciéndose como el poder tras el trono. El 22 de
febrero, Marcel arengó al pueblo parisino que se sublevó, 3000 personas se
dirigieron rugiendo hacia el Palais de la
Cité para intimidar o linchar al regente y delfín Charles. Marcel se abrió
paso por el palacio hasta la estancia del príncipe. Robert de Clermont,
mariscal de Normandía, y Jean de Conflans, mariscal de Champaña, fieles a
Charles intentaron protegerlo de la multitud, pero fueron degollados y su
sangre salpicó la túnica del joven príncipe. Charles solo se salvó del
linchamiento gracias a la intervención de Marcel que pensó que le sería más
útil vivo. No obstante, esa misma noche, Charles huiría a caballo de la ciudad,
dejándolo todo atrás.
Craso error de Marcel,
pues el débil y joven regente y delfín Charles se reveló pronto como un
hábil político y militar. Étienne Marcel fue masacrado meses después por el
mismo pueblo parisino y Charles fue coronado rey en 1364.
Imagen idealizada del nuevo Louvre de Charles V, en la parte superior (norte) el jardín real, en la inferior (sur) la entrada principal. |
Inmediatamente después de
su ascenso al trono, Charles V decidió abandonar el viejo palacio de la Cité, y
trasladarse la fortaleza del Louvre, que iniciaba entonces su historia como residencia
de los reyes de Francia. De 1364 a 1369, el “arquitecto” Raymond du Temple
dirigió la trasformación de la fortaleza en un suntuoso palacio gótico, que no
solo debía ser exuberante sino también seguro. Se construyeron nuevos edificios
en los lados norte y este del patio y las torres se alzaron y se decoraron con
elaborados y sinuosos repuntes góticos.
Imagen idealizada del Louvre de Theodor Hoffbauer (1839-1922). |
Pero el Louvre, no era
solo una residencia real sino ante todo un símbolo de poder y en él Charles V
estableció un ritual cortesano magnífico y sofisticado que acentuaba la
divina majestad del monarca y que serviría de modelo para otras cortes
europeas. No obstante, el Louvre era también una residencia abierta y la gente
común podía acceder fácilmente al recinto para ver y hablar con el Rey cada vez
que éste se dirigía ceremoniosamente de sus aposentos a la capilla o viceversa.
Los aposentos reales se
situaban en el ala norte, mirando hacia la ciudad de Paris y con un bonito jardín
a los pies. Se accedía a ellos a través de una escalera de caracol pegada a la
pared del patio, la Grande viz. En la
planta baja había las dependencias del servicio y el acceso al jardín, en el
primer piso residía la Reina y en el segundo el Rey.
Representación contemporánea del Louvre de Charles V según las Les Très Riches Heures du duc de Berry (circa 1440). |
La estancias del monarca
se articulaban entorno a una chambre à
parer en el centro de la ala norte. La sala era accesible a todo el mundo y
al ser la mayor del castillo se solía usar para grandes celebraciones y
banquetes. Hacia el oeste de sucedían la chambre
de retrait destinada a recibir personajes importantes y a las reuniones del
consejo y luego las estancias estrictamente privadas del monarca compuestas por
un oratorio, una estancia para uso de día y la célebre biblioteca del Rey
situada en la torre noroeste, la Tour de
la Fauconnerie. Al otro lado de chambre
à parer, hacia el este, se situaban una sala, el dormitorio del Rey y otro
oratorio para oraciones nocturnas. Las estancias de la reina en el piso
inferior repetían más o menos la misma distribución.
El resto del complejo se
completaba con las estancias del Delfín en el ala este, la capilla de palacio y
la entrada principal en el ala sur y un conjunto de grandes estancias
polivalentes en el ala oeste.
¿Y qué nos queda de este
Louvre medieval? Pues más bien poco, aunque los restos del foso del castillo y
de la Salle basse del ala oeste se
pueden ver aún en los sótanos del museo.
Salle basse o Salle de Saint-Louis en la planta baja del ala oeste. © Musée du Louvre, Dist. RMN-Grand Palais / Olivier Ouadah. |
Restos del muro sur del foso del Louvre. |
Pero si Charles V ha
pasado a la historia como un roi
bâtisseur no solo es por el Louvre y por las murallas de Paris sino también
por el magnífico Hôtel de Saint-Pol, residencia
privada de la familia real de la que no queda nada y por el Château de Vincennes que nunca fue
terminado pero que debía ser un nuevo centro de poder alejado de las
turbulencias de la capital (vamos un Versailles avant l’heure).
Después del esplendoroso
reinado de Charles V el país se sumiría otra vez en al caos de la Guerra de los
Cien Años y Paris sería ocupado por los ingleses obligando a la corte a
trasladarse al Valle del Loira, pero esto ya es otra historia.
PD: es muy recomendable el artículo (en francés) de Boris Bove "Les palais royaux à Paris au Moyen Age (XIe-XVe siècles)"
PD: es muy recomendable el artículo (en francés) de Boris Bove "Les palais royaux à Paris au Moyen Age (XIe-XVe siècles)"
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