domingo, 4 de agosto de 2013

Obsesiones Arquitectónicas: el Bolshoy y el Mariinskyi.

Lugares emblemáticos en la historia de la música y el teatro, ambos edificios son asimismo símbolos de la arquitectura de la Rusia Zarista. El Bolshoy de Moscú representa la arquitectura de la Europa post-napoleónica, centrada en emular la magnificencia del emperador derrocado. Un volumen compacto y puro y un gran pórtico de entrada representan los elementos más distintivos de esta arquitectura tardo-neoclásica que recuerda a edificaciones emblemáticas como la Madeleine y el Corps législatif de Paris e incluso al Théâtre de Besançon proyectado por Ledoux. No obstante, la monumental pureza del edificio original queda un poco camuflada por la decoración neo-renacentista añadida durante la reconstrucción de 1855-1856.

Bolshoy Teatr (1820-1825) de Andrei Mikhailov y Joseph Bové; reconstruido por Alberto Cavos (1855-1856).

Si el Bolshoy nos recuerda al Primer Imperio Napoleónico, el Mariinskyi nos conecta con el Segundo Imperio. La fachada principal fue remodelada en 1894 en base a dos principios ejemplificados por la Opéra de Paris, la complejidad de los volúmenes y la profusión decorativa a base de elementos tomados del Tardo Renacimiento y del Barroco. Su composición, a base de una planta baja almohadillada, de dos potentes retranqueos laterales que enmarcan la columnata central y de la cúpula de la sala que corona todo el conjunto, se distancia del anteriormente citado modelo del Bolshoy y también del omnipresente modelo de fachadas curvilíneas de Gottfried Semper y se asocia no solo a la Opéra de Paris sino también a la de Viena y a la de Budapest.


Mariinskyi Teatr (1859-1860) de Alberto Cavos; fachada rehecha por Viktor Schröter (1894).


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